Fuenteovejuna

“FUENTEOVEJUNA” 1ERA ESCENA MÚSICA TENEBROSA DE ULTRATUMBA. LAS LUCES APAGADAS, SE ENCIENDEN MUY SUAVEMENTE.TELAS BLANCAS RODEAN EL ESPACIO ESCENICO, ANIMAS SALEN ENTRE LAS TELAS, CON CARGA DE ODIO, DE ANGUSTIA, DE DESACUERDO.TODAS MUJERES. SE SACUDEN SE LIMPIAN CON ASCO Y RECOR, JUNTAS MIRAN AL PUBLICO FIJAMENTE. ANIMAS: ¿Por qué callar cuando se tiene que hablar? … el temor,, la vergüenza , la amenaza, el qué dirán, nos paralizo.(Gritan de impotencia) Sabemos que lo que paso, paso; pero también sabemos que allí donde estas tu también has recibido o estas recibiendo maltrato, sabemos que te pueden estar violentando…para nosotras ya es tarde pero uds. pueden alzar su voz, para que ya no siga ocurriendo. Les contaremos que paso en nuestro pueblo… no para que nos tengan compasión sino para que vean en que pueden acabar… Salen Pascuala y Laurencia LAURENCIA: ¡Espero que nunca vuelva acá ese comendador, Fernando Gómez de Guzmán! PASCUALA: La verdad que pensé que cuando te lo conté más pesadumbre te daría. LAURENCIA: ¡Quiera Dios que jamás lo vea en Fuenteovejuna! PASCUALA: Laurencia, he visto mujer más brava que tu, y ante el comendador tienen el corazón blando como una manteca. LAURENCIA: Pues, conmigo no pasara igual. PASCUALA: Anda ya; que nadie diga: "de esta agua no beberé." LAURENCIA:¡Juro que lo diré, aunque el mundo me desdiga! ¿Por qué he de querer al comendador Fernando? ¿Tú crees que yodesearía casarme con él? PASCUALA: No. LAURENCIA: ¡Cuántas mozas en la villa, del comendador, andan ya descalabradas, ultrajadas! PASCUALA: Sera algo increíble para mi si ese comendador no logra tenerte entre sus brazos. LAURENCIA: Mira, hace un mes que me sigue, y todo, Pascuala, en vano. Aquel Flores, su alcahuete y fanfarrón, Digiéranme tantas cosas Del comendador Fernando, su señor, que me pusieron temor y en alerta. PASCUAL: ¿Dónde te hablaron? LAURENCIA: Allá en el arroyo, la semana pasada. PASCUALA: Sospecho que te han de engañar, Laurencia. LAURENCIA: ¿A mí? PASCUALA: No, al cura. LAURENCIA: Soy, aunque joven, muy dura para su reverencia. Por favor, prefiero Pascuala, realizar cosas de la casa, cocinar un buen asado con todo sus condimentos, un rico postre, robarle a mi padre un buen vino y tomármelo en la madrugada y por ultimo casar una rata… Todo esto antes de caer en las artimañas de estos bellacos; porque todo lo que ellos hacen es para que una caiga en los brazos de ese hombre para luego amanecer con enfado. PASCUALA: Tienes, Laurencia, razón; cuando los hombres nos pretenden, somos su vida, su ser, su alma, su corazón; pero pasadas las ascuas, las tías somos judías. LAURENCIA: No fiarse de ninguno. PASCUALA: Lo mismo digo, Laurencia. 2 DA ESCENA ENTRA EL COMENDADOR Y LAS INTERCEPTA COMENDADOR: Esperad vosotras dos. LAURENCIA: ¿Qué manda su señoría?COMENDADOR: Desde el otro día, están pues que me desprecian. LAURENCIA: ¿Habla contigo, Pascuala? PASCUALA: Conmigo no, contigo. COMENDADOR: Con vos hablo, hermosa fiera, ¿Mías no sois? PASCUALA: Sí, señor; mas no para casos feas. COMENDADOR: Entrad, a mi casa, hombres hay, no tengan temor. LAURENCIA: Si los alcaldes entraran, que de uno soy hija, bien podría entrar; más si no... COMENDADOR: ¡Flores! ¡Qué reparan en no hacer lo que les digo! FLORES: ¡Entrad, pues! LAURENCIA: ¡No nos agarre! FLORES: Entrad; que sois necias. Entrad; que os quiere enseñar lo que trae de la guerra. COMENDADOR: Si entraren, cierra con seguro la puerta. LAURENCIA: Es increíble la desfachatez de este tipo. FLORES: Que exageradas!!! LAURENCIA: ¿No basta a vuestro señor tanta carne presentada? FLORES: La vuestra es la que a él le agrada. LAURENCIA: ¡Cochino, Maldito! 2DA ESCENA SE VE AL PUEBLO AGITADO. TELAS ROJAS INVADEN AL PUBLICO, SONIDO DEl TROTAR DE CABALLOS, SE ESCUCHA EL SONIDO DE UNA RESPIRACIÓN CANSADA Y AGITADA. VOZ EN OFF: ¡Que no escape! SALE JACINTA JACINTA: Denme socorro, por Dios, por la amistad que nos une. LAURENCIA: ¿Qué esta pasado, Jacinta amiga? PASCUALA: Tuyas lo somos las dos. JACINTA: Los criados del comendador, que van a Ciudad Real, armados, me quieren llevar a él. Quiere hacer conmigo lo que ha hecho con muchas mujeres del pueblo. LAURENCIA: Jacinta, Dios te libre; que cuando contigo es injusto, conmigo serácruel. VASE LAURENCIA PASCUALA: Jacinta, yo no soy hombre que te pueda defender. Si no eres tu será Laurencia. Jacinta cubre a nuestra Laurencia. VASE PASCUALA MENGO: Yo sí lo tengo de ser, porque tengo el ser y el nombre. Acércate, Jacinta, a mí, que te defenderé. JACINTA: ¿Tienes armas? MENGO: Las primeras del mundo. JACINTA: ¡Oh, si las tuvieras! MENGO: Piedras hay, Jacinta, aquí. SALE FLORES FLORES: ¿Caminando o corriendo pensabas irte y escapar? JACINTA: ¡Mengo, muerta soy! MENGO: Señores... ¿A estos pobres labradores?... FLORES: Pues, ¿tú quieres defender a la mujer? MENGO: Con los ruegos la defiendo; que soy su marido y pretendo guardarla, si puede ser. SALE EL COMENDADOR COMENDADOR: ¿Qué es eso? ¿cosas tan viles me empujas hacer? FLORES: Gente de este vil lugar, que ya es razón que aniquiles, pues en nada te da gusto, a nuestras armas se atreve enfrentar. MENGO: Señor, si la piedad os mueve de suceso tan injusto, castigad a este, que con vuestro nombre roba a una labradora a esposo y padres honrados; y dadme licencia a que me la pueda llevar. COMENDADOR: Licencia le quiero dar... para vengarse de ti. Suéltala ahora. MENGO: Señor! COMENDADOR: Flores, atadles a los dos las manos. MENGO: ¿Así volvéis por su honor? COMENDADOR: ¿Qué piensan Fuenteovejuna y sus villanos de mí? MENGO: Señor, ¿en qué le hemos ofendido? FLORES: ¿Ha de morir?COMENDADOR: No ensuciéis las armas, que habéis de honrar en otro mejor lugar. FLORES: ¿Qué mandas? COMENDADOR: Que lo azotéis. Llevadle, y en ese roble lo atan y lo desnudan, y con las riendas... MENGO: ¡Piedad! ¡Piedad, pues sois hombre noble! COMENDADOR: Azotadle hasta que salten los hierros de las correas. MENGO: ¡Cielos ! ¿A hazañas tan feas que tu siervo hace no castigas, y a mí que defiendo el honor de mi esposa, flagelas? VANSE MENGO, FLORES COMENDADOR: Tú, villana, ¿por qué huyes? ¿Es mejor ese labrador, que un hombre de mi valor? JACINTA: ¡El amor de mi esposo restituye el honor que me han quitado en llevarme para ti! COMENDADOR: ¿El amor de ese labrador? JACINTA: Sí; que si en alto nacimiento no te iguala, en las costumbres te vence. COMENDADOR: Las pesadumbres y el villano atrevimiento no va bien en un airado. Tira por ahí. JACINTA: ¿Con quién? COMENDADOR: Conmigo. JACINTA: Míralo bien. COMENDADOR: Para tu mal lo he mirado. Ya no mía, del bagaje del ejército has de ser. JACINTA: No tiene el mundo poder para hacerme, vivo ultraje. COMENDADOR: ¡Ea, villana, camina! JACINTA: ¡Piedad, señor! COMENDADOR: No hay piedad. JACINTA: Apelo de tu crueldad a la justicia divina. DESAPARENCEN JACINTA Y COMENDADOR. NUEVAMENTE LAS TELAS ROJAS INVADEN EL ESPACIO, SE ESCUCHA GRITOS Y EL SONIDO DE LOS PALOS COMO UN CORAZON AGITADO. SE VAN LAS TELAS Y TERMINA DE ESCUCHARSE TODOSONIDO. ANIMAS: Jacinta no fue la única burlada y violentada, nosotras también fuimos víctimas de él … cuando conoció a Laurencia se volvió como loco , lo único que deseaba era tomar a Laurencia y volcar sobre ella toda su lujuria . Cuando se enteró que Laurencia y Frondoso se habían enamorado, que eran felices y que se casarían se despertó en él un ardor que le quemaba lo más íntimo de su ser y estaba sin control. FRONDOSO: Laurencia, deseo saber si vive en ti el amor que yo te tengo. Mira que toda la villa cree que somos el uno para el otro. Déjate de engreimientos extremos, y responde "sí " o "no". LAURENCIA: Pues a la villa y a ti respondo que lo seremos. FRONDOSO: Deja que tus manos bese por el honor que me das, pues nueva vida confieso. LAURENCIA: De cumplimientos acorta; y para que mejor cuadre, habla, Frondoso, a mi padre, pues es lo que más importa, que allí viene; y fía que ha de tener, Frondoso, tu mujer buen suceso. FRONDOSO: En Dios confío. ESCÓNDESE LAURENCIA. SALEN ESTEBAN. FRONDOSO: Alcalde, perdón por abordarlo… ESTEBAN: Para hablar conmigo, Frondoso, licencia no es menester; debes a tu padre el ser y a mí otro ser amoroso. Te he criado, y te quiero como a hijo. FRONDOSO: Pues señor, seguro del amor que habéis mostrado, me atrevo a pedirle algo:de Laurencia me he enamorado, el ser su esposo procuro. Perdona si en el pedir mi lengua se ha adelantado; que he sido en decirlo osado. ESTEBAN: Vienes, Frondoso, a ocasión que me alargarás la vida, por lacosa más deseada por mi corazón. Agradezco, hijo, al cielo que así sea y a ti por tu amor a mi Laurencia y como la has cuidado y respetado hasta ahora. Mas como es justo, anunciarle a tu padre de esto, sólo digo que estoy presto, en sabiendo su intención; que yo dichoso me hallo en que llegue a ser esposos. ESTEBAN: Tomaré el parecer de ella; si os parece, será bien. FRONDOSO: Justo es; que no hace bien quien los gustos atropella. ESTEBAN: ¡Hija! ¡Laurencia!... LAURENCIA: ¿Señor? ESTEBAN:¡Qué presta respondiste! Hija Laurencia, mi amor a preguntarte ha venido --apártate aquí-- si es bien que a Gila, tu amiga, den a Frondoso por marido, que es el joven mas honrado , que hay en Fuenteovejuna... LAURENCIA:¿Gila se casa? ESTEBAN: Y si en acuerdo estas... LAURENCIA: Yo digo, señor, que sí. ESTEBAN: Sí; más yo digo que es fea y que mucho mejor veo a Frondoso como tu esposo. LAURENCIA: ¿Aún no se te ha olvida la picardía con la edad? ESTEBAN: ¿Tú así lo deseas? LAURENCIA: Voluntad le he tenido y le he cobrado; pero por lo que tú sabes… ESTEBAN: ¿Quieres tú que diga sí? LAURENCIA: Dilo tú, señor, por mí. ESTEBAN: ¿Yo? Hecho está. Vamos, buscaremos a mi compadre en la plaza. SE ESCUCHA ALGARABIA, MUSICA ALEGRE, SE ESCUCHA TAMBIEN VOCES . SALE LA BODA, COREOGRAFÍA, MENGO, FRONDOSO, LAURENCIA, PASCUALA, ESTEBAN, JACINTA. TELAS BLANCAS APARRECEN, EN VARIOS PUNTOS DEL PATIO, HASTA QUE SE VE A LAURENCIA Y A FRONDOZO QUE BAILAN Y JUEGAN ENTRE LAS TELAS.TODOS : ¡Que vivan los novios!! ¡que vivan !, ¡vivan los nuevos esposos!. ¡ lo que Dios junta que el hombre no lo separe! SALE LA BODA, MENGO, FRONDOSO, LAURENCIA, PASCUALA, JACINTA, ESTEBAN . LABRADORES: "¡Vivan muchos años los desposados! ¡Vivan muchos años! MENGO: "Vivan muchos años juntos los os esposos , ruego a los cielos. ESTEBAN: Ruego a el cielo que a los recién casados les de una larga bendición. ENTRA EL COMENDADOR Y TODO QUEDA EN SILENCIO Y TODA LA ALEGRÍA SE CONVIERTE EN TENCIÓN. ENTRAN EL COMENDADOR Y FLORES. Comendador: No se alborote nadie… esta boda queda aquí. Frondoso: ¡Muerto soy! ¡Cielos, libradme! Laurencia: Huye por aquí, Frondoso. Comendador: Eso no; prendedle, atadle. flores: Date, muchacho, a prisión. Frondoso: Pues ¿quieres tú que me maten? Flores : ¿Por qué? Comendador: No soy hombre yo que mato sin culpa a nadie. Llevarlo mando a la cárcel, donde la culpa que tiene sentencie su mismo padre. PASCUALA: Señor, mirad que se casa. COMENDADOR: ¿Y qué , que se case? PASCUALA: Si os ofendió, perdonadle, por ser vos quien sois. COMENDADOR: No es cosa personal, Pascuala. Es importante para el ejemplo, el castigo; habrá otro día quien trate de alzar pendón contra él, pues ya sabéis que una tarde me puso una ballesta al pecho. ESTEBAN: Frondoso es un hombre, en efecto, amante; porque si vos pretendéis su propia mujer quitarle, pues que mucho la defienda. COMENDADOR: Majadero sois, alcalde.ESTEBAN: Por vuestra conducta, señor. COMENDADOR: Nunca yo quise quitarle su mujer, pues no lo era y ahora tampoco lo es. ESTEBAN: Sí quisisteis... COMENDADOR: ¡Hola!, la vara quitadle. ESTEBAN: Tomad, señor mi vara. COMENDADOR: Pues con ella quiero darle como a caballo brïoso. ESTEBAN: Dadme. (el comendador golpea en la cabeza a Esteban) PASCUALA: ¿A un viejo de palos das? LAURENCIA: Si le das porque es mi padre, ¿qué, vengas en él lo que deseas darme a mí? COMENDADOR: Llevadla, y haced que guarden su persona diez soldados. Vase el Comendador y los suyos. ESTEBAN: Justicia del cielo baje. PASCUALA: Volvióse en luto la boda. ESTEBAN: Un hombre cuyas canas baña el llanto, labradores honrados, os pregunta, ¿qué obsequios debe hacer toda esa gente a su pueblo sin honra, ya perdida? Y si se llaman honras justamente, ¿cómo se harán, si no hay entre nosotros hombre a quien este bárbaro comendador no enfrente? Respondedme: ¿Hay alguien del pueblo que no esté lastimado en honra y vida? JACINTA: La mayor que en el mundo fue sufrida. Mas pues ya se publica y manifiesta que en paz tienen los reyes a Castilla y su venida a Córdoba se apresta. ESTEBAN: Vayan dos regidores a la villa y echándose a sus pies pidan remedio para Fuenteovejuna. MENGO: En tanto que Fernando, aquél que humilla a tantos enemigos, otro medio será mejor. (SE ESCUCHA VOCES DE LOS LABRADORES ALBORO- TADOS, A FUERA) A la fe, que si entiende el alboroto, que ha de costar a lajunta alguna vida. PASCUALA: Nuestra paciencia está rota, corre el temor. La hija quitan con tan gran fiereza a un hombre honrado, de quien es regida la tie- rra en que vivís, y en la cabeza la vara quiebran tan injustamente. ¿Qué esclavo se trató con más bajeza? ESTEBAN: ¿Qué es lo que quieres que el pueblo intente?. PASCUALA: Morir, o dar la muerte a los tiranos, pues somos muchos, y ellos poca gente. MENGO: ¡Contra el señor las armas en las manos! ESTEBAN: El rey sólo es señor después del cielo, y no bárbaros hombres inhumanos. Si Dios ayuda nuestro justo celo, ¿qué nos ha de costar? MENGO: Mirad, señores, que vais en estas cosas con recelo. Puesto que por los simples labradores estoy aquí que más injurias pasan, más cuerdo represento sus temores. JACINTA: ¿qué aguardamos? Las casas y las viñas nos abrasan, ¡tiranos son! ¡A la venganza vamos! ENTRA LAURENCIA, DESMELENADA LAURENCIA: Dejadme entrar, que bien puedo, en consejo de los hombres; que bien puede una mujer si no a dar voto, a dar voces. ¿Conocéisme? ESTEBAN: ¡Santo cielo! ¿No es mi hija? MENGO: ¿No conoces a Laurencia? LAURENCIA: Vengo tal, que mi diferencia os pone en contingencia quién soy. ESTEBAN: ¡Hija mía! LAURENCIA: No me nombres tu hija. ESTEBAN: ¿Por qué, mis ojos? ¿Por qué? LAURENCIA: Por muchas razones, y sean las principales: porque dejas que me roben tiranos sin que me vengues, traidores sin que me cobres. Aún no era yo de Frondoso, para que digas quetome, como marido, venganza; que aquí por tu cuenta corre; que en tanto que de las bodas no haya llegado la noche, del padre, y no del marido, la obligación presupone que en tanto que no me entregan una joya, aunque la compren, no ha de correr por mi cuenta las guardas ni los ladrones. Llevóme de vuestros ojo a su casa Fernán Gómez; la oveja al lobo dejáis como cobardes pastores. ¿Qué dagas no vi en mi pecho? ¿Qué desatinos enormes, qué palabras, qué amenazas, y qué delitos atroces, por rendir mi castidad a sus apetitos torpes? Mis cabellos ¿no lo dicen? ¿No se ven aquí los golpes de la sangre y las señales? ¿Vosotros sois hombres nobles? ¿Vosotros padres y deudos? ¿Vosotros, que no se os rompen las entrañas de dolor, de verme en tantos dolores? Ovejas sois, bien lo dice de Fuenteovejuna el hombre. Dadme unas armas a mí pues sois piedras, pues sois tigres...Tigres no, porque feroces siguen quien roba sus hijos, matando los cazadores antes que entren por el mar y pos sus ondas se arrojen. Liebres cobardes nacisteis; bárbaros sois, no españoles. Gallinas, ¡vuestras mujeres sufrís que otros hombres gocen! Poneos ruecas en la cinta. ¿Para qué os ceñís estoques? ¡Vive Dios, que he de trazar que solas mujeres cobren la honra de estos tiranos, la sangre de estos traidores, y que os han de tirar piedras, hilanderas, maricones, amujerados, cobardes, y que mañana os adornen nuestras tocas y basquiñas, solimanes y colores! A Frondoso quiere ya, sin sentencia, sin pregones, colgar el comendador del almena de una torre; de todos hará lo mismo;y yo me huelgo, medio-hombres, por que quede sin mujeres esta villa honrada, y torne aquel siglo de amazonas, eterno espanto del orbe. ESTEBAN: Yo, hija, no soy de aquellos que permiten que los nombres con esos títulos hagan cosas tan viles . Iré solo, si se pone todo el mundo contra mí. LABRADORES: ¡Muramos todos! MENGO: Iremos a matarle sin orden. Juntad el pueblo a una voz; que todos están conformes en que los tiranos mueran. ESTEBAN: Tomad espadas, lanzones, ballestas, chuzos y palos. ¡Los reyes nuestros señores vivan! ¡Mueran tiranos traidores! ¡Tiranos traidores, mueran! SALEN TODOS LAURENCIA: Caminad, que el cielo os oye. ¡ mujeres de la villa! ¡Acudid, porque se cobre vuestro honor, acudid, todas! ENTRA CUALA, JACINTA Y OTRAS MUJERES PASCUALA: ¿Qué es esto? ¿De qué das voces? LAURENCIA: ¿No ves cómo todos van a matar a Fernán Gómez, y compinche, mozos y muchachos furiosos al hecho corren? ¿Será bien que solos ellos de esta hazaña el honor gocen? Pues no son de las mujeres sus agravios los menores. JACINTA: Di, pues, ¿qué es lo que pretendes? LAURENCIA: Que puestas todas en orden, acometamos a un hecho que dé espanto a todo el orbe. Jacinta, tu grande agravio, te hace líder de una escuadra de mujeres. JACINTA: No son los tuyos menores. LAURENCIA: Pascuala, alférez serás. PASCUALA: Pues déjame que enarbole en un asta la bandera. Verás si merezco el nombre. LAURENCIA: No hay espacio para eso, pues la dicha nos socorre. Biennos basta que llevemos nuestras tocas por pendones. SALEN TODAS. ENTRAN FRONDOSO, ATADAS LAS MANOS, FLORES Y EL COMENDADOR COMENDADOR:De ese cordel que de las manos sobra quiero que le colguéis en la primera almena, por mayor pena. RUIDO SUENE DENTRO COMENDADOR: ¿Ruido? FLORES: Si y de manera que interrumpen tu justicia, señor. Las puertas rompen. COMENDADOR: ¡Rompen la puerta de mi casa, y siendo casa del comendador. FLORES: El pueblo junto viene. ¡Rompe, derriba, hunde, quema, abrasa! COMENDADOR: ¿El pueblo contra mí? FLORES: La furia: pasa tan adelante, que las puertas tiene echadas por la tierra. COMENDADOR: Matadlo. MENGO: ¡Vivan los reyes Fernando e Isabel, y mueran los traidores! FLORES: Señor, por Dios te pido que no te hallen aquí. COMENDADOR: Este aposento es fuerte y defendido. Ellos se volverán. FLORES: Cuando se alteran los pueblos agraviados, y resuelven, nunca sin sangre o sin venganza vuelven. FRONDOSO: ¡Viva Fuenteovejuna! COMENDADOR: ¡Qué caudillo! FRONDOSO: Aquí estamos porque a su injusticia y depravaciones acometemos. Son muchas mujeres que ha atropellado… y que ahora ya no están con nosotros. ¡Los tiranos mueran! COMENDADOR: Pueblo, esperad. TODOS: Agravios nunca esperan. COMENDADOR: Decídmelos a mí, que iré pagando a fe de caballero esos errores. TODOS: ¡Fuenteovejuna! ¡Viva el rey Fernando! ¡Mueran malos cristianos y traidores! COMENDADOR: ¿No me queréis oír? Yo estoy hablando,yo soy vuestro señor. TODOS: Nuestros señores son los reyes católicos. COMENDADOR: Esperen. TODOS: ¡Fuenteovejuna, Fernán Gómez muera! VANSE Y SALEN LAS MUJERES ARMADAS Laurencia, Pascuala y Jacinta. ¡Muere, traidor comendador! DENTRO COMENDADOR: Ya muero. ¡Piedad, Señor, que en tu clemencia espero! MENGO: Aquí está Flores. ¡Bellaco!; tu fuiste el que me dio dos mil azotes. Y en complicidad con ese comendador echaste a mi mujer como carne a todo el ejército. LAURENCIA: No me vengo si el alma no le saco. No me aplaco. PASCUALA: ¿Con lágrimas agora? FLORES: ¡Mengo, piedad, que no soy yo el culpado! PASCUALA: Dánoslo a las mujeres, Mengo, que... PASCUALA JACINTA, Y LAURENCIA: Vengarémos tus azotes. ¡Ea, muera el traidor! ¿Entre mujeres? ¿No le viene muy ancho?¿Aqora lloras? Muere, complice de sus placeres. ¡Ea, muera el traidor! FLORES:¡Piedad, señoras! LAURENCIA: Sabemos quién eres. ANIMAS: Recordar ya no queremos… nos duele. El pueblo en un momento de desesperación viéndose en orfandad, sin apoyo en el momento oportuno…enloquecieron y tomaron la justicia en sus manos… no dejes que te atormenten sin denunciar el maltrato , no te canses hazlo, que tu temor no te detenga, denuncia, que tu boca no se cierre … no esperes enloquecer por que no tendrás control y será tarde … llegaras a creer que puedes tomar la justicia en tus manos.

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